lunes, 14 de noviembre de 2011

CALÍGULA

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Su nombre era CAYO JULIO CÉSAR GERMÁNICO AUGUSTO, pero es más conocido como Calígula; fue el tercer emperador de la dinastía Julio Claudios. Gobernó el imperio romano desde el año 37 hasta el comienzo del 41. d . C. Su gobierno empezó con muy buenas expectativas en el senado y muchas celebraciones populares que pronto acabaron con las grandes reservas del tesoro imperial que había dejado su antecesor, el emperador Tiberio.

Cuando el imperio quedó sin recursos, para conseguirlos, el nuevo emperador creó nuevos impuestos y subió los que había, pero no se recaudaba lo suficiente porque sus caprichos y gastos subieron a niveles astronómicos. El emperador Calígula, para sus placeres hacía construir palacios en lugares profundos del mar, otras veces hacía demoler montañas de durísimas piedras, para construir allí castillos para él divertirse; todo con suma rapidez, pues castigaba con pena de muerte la lentitud. Avanzado su reinado se erigió tres templos para sí mismo, dos en Roma y uno en Mileto, Asia.

En esa época vestía de Dios, gobernaba y se hacía tratar como si fuera Dios; firmaba los documentos públicos con el nombre de Júpiter, el dios de Roma entonces. Antes había hecho construir naves con velas de varios colores, de diez filas de remo y adornadas en la popa con piedras preciosas. A esas naves ordenó hacerles baños, galerías, comedores, y acomodarles gran cantidad de árboles frutales; en ellas navegaba costeando la campiña, cómodamente acostado, en medio de ceremonias animadas con danzas y música. Se bañaba con perfumes, a veces frío y a veces caliente; con frecuencia se tragaba perlas de buen valor disueltas con vinagre; en sus frecuentes banquetes hacía decorar con oro en polvo los panes y los platillos que consumían él y sus invitados.

A los miembros del senado les exigió que a su caballo preferido, Incitatus, lo nombraran cónsul de Bitinia y sacerdote. Además, a ese caballo le hizo construir una caballeriza de mármol con pesebres de marfil y le asignó una villa con 16 jardines y 18 sirvientes para que lo atendieran. Incitatus dormía abrigado con mantas de color púrpura, que eran las más costosas en ese tiempo, y usaba collares de perlas y piedras preciosas. Era un animal de carreras, la noche antes de que fuera a correr en el hipódromo, Calígula dormía junto a su caballo y decretaba ‘silencio general’ para que Incitatus durmiera tranquilo, y quien hiciera algún ruido era condenado a muerte. Se dijo que perdió solo una carrera y que en esa ocasión Calígula le echó la culpa al jinete, por lo cual éste fue cruelmente ejecutado. Para sostenerse ese caprichoso y costoso modo de vida, Calígula vendió propiedades del imperio y cometió toda clase de fraude; les quitaba los bienes a las personas que los hubieran recibido de herencias de antepasados que no fueran sus padres, porque él consideraba que los descendientes no podían pasar más allá de la primera generación.

Y, poniendo como causa la ingratitud personal, anuló los títulos y tomó como suyas todas las herencias de testamentos viejos que desde el principio del reinado de Tiberio respaldaban bienes, sin habérselos donado a él o a su imperio. Los títulos de herencias firmados por Julio Cesar o Augusto los anulaba como viejos y sin valor. También anulaba cualquier título de herencia si alguna persona declaraba que el testador, antes de morir, había manifestado que quería que el César fuese su heredero. Como quiera que para ese propósito tenía un buen número de testigos falsos, muchos ricos lo incluyeron a él en sus testamentos como un heredero más entre sus hijos o familiares. Pero, antes de hacer el reparto, él ordenaba eliminar a los demás herederos para quedar como único heredero. Cuando en un reclamo actuaba como juez, antes de subir al tribunal fijaba la cantidad que quería recoger, y tan pronto la completaba levantaba la sesión, la daba por terminada y se marchaba. Le gustaba humillar, para divertirse hizo correr a algunos senadores detrás de su carro; se vestía de Dios y obligaba al pueblo romano y al senado a rendirle culto de divino.

Cuando actuaba en el senado se auto consideraba Dios. Por unas verdaderas y otras supuestas conspiraciones hizo ejecutar a numerosos senadores, como también a su cuñado Marco Lépido; al gobernador de Germania, Cneo Cornelio Léntulo y al prefecto Macro, su aliado en el asesinato del anterior emperador. Por oponerse a rendirle culto de divinidad hizo ejecutar al faraón de Egipto, Aulo Flaco. Calígula fue invitado al matrimonio de un patricio, llamado Pisón, y en plena fiesta le robó la esposa, llamada Livia Orestila, todavía virgen aseguró Calígula después, y se encerró con Livia en la alcoba matrimonial e hizo con ella todo lo que le dio la gana. Con mucha frecuencia Calígula tomaba a cualquier mujer y tenía sexo con ella sin importarle que fuera casada, y se ufanaba de haber fornicado con todas las esposas hermosas de sus súbditos, añadiendo que mataba a los esposos de las que le causaran alguna incomodidad para realizar esas acciones. Cometió incesto con sus hermanas Agripina, Drusilla y Julia y las obligó a prostituirse. Se casó cinco veces, una vez en secreto con Drusilla, la hermana suya, a quien embarazó y asesinó embarazada; su cuarta esposa tenía ocho meses de embarazo cuando se casaron; nació una niña que no era suya, pero a él le encantaba esa niña porque ella disfrutaba arañándoles la cara a otras niñas.

Él era un asesino despiadado que mataba por diversión y las arañadas de la niña lo divertían; siempre quiso a ‘la gatita’ como hija suya. Según Suetonio, Calígula era alto, algo grueso, pero de piernas muy delgadas, la parte superior de su cabeza era totalmente calva, lo cual no le agradaba y por envidia hacía rapar a las personas que se cruzaran en su camino, luciendo una hermosa cabellera; en términos generales, su aspecto era repugnante. Pero él no quería tener mejor presencia y 17 practicaba sus gestos en un espejo para saber cómo verse más horrible y terrorífico, que era la forma en que le agradaba que lo vieran. Solía decir: “No me importa que me odien con tal de que me teman.” Sufría de epilepsia y de insomnio, pero sus males de salud no impidieron que fuera gladiador, actor, cantor mediocre, conductor de carro en un circo lleno de obstáculos; aseguraba que sabía hacer de todo menos nadar. A su ejército de Occidente le ordenó que en vez de atacar a las tribus enemigas se dedicaran a recoger conchas marinas, un tributo que según él le debía ese mar a la Colina Capitolina y al Monte Palatino.

Para que el pueblo lo adorara, Calígula se autoproclamó Dios y le hizo cortar la cabeza a la estatua de Júpiter Olímpico, entonces el dios de los romanos, y en reemplazo hizo ponerle una cabeza labrada que correspondía a la suya. Y, desde entonces, impuso la obligación de que lo adoraran a él y a la estatua como Júpiter Lacial o Dios de Lacio. Es de aclarar que Calígula fue solo uno de los tantos miembros de la antigua oligarquía romana que se auto endiosaron, cosa que debió servir de inspiración a la tardía oligarquía romana que, para beneficiarse con los obligados diezmos y primicias, varios siglos después ‘endiosó’ a Jesús, un filósofo y religioso judío poco conocido en su tierra, nacido y muerto en Judea, una colonia romana entonces. Antes de casarse en secreto con su hermana Drusilla, la hizo ‘divinizar’ –en esa época no existían los santos, y desde entonces había que llamarla Diva Drusilla, algo así como Santa Drusilla-, siendo ella una mujer casada, antes de casarse con su hermano, y que, según Suetonio, era “de comportamiento harto censurable”, y según rumores, murió asesinada por él, pero que por ser su amante preferida le hizo un gran funeral y decretó diez días de duelo, durante los cuales fue prohibido reírse o tener relaciones sexuales, cosa que no le gustó al inquieto pueblo romano.

Además, luego del funeral la deificó nuevamente con el nombre de Pantea. En Roma, el inconformismo con el gobierno era insoportable, luego de poco más de tres años en el poder, el emperador Calígula fue asesinado por la guardia pretoriana, en una acción liderada por Casio Querea. En ese hecho también murieron la esposa del emperador, Milonia, y su hija Drusilla a quien le golpearon la cabeza en un muro. Poco después de muerto Calígula, en uno de sus palacios fue encontrado veneno suficiente para matar a la mitad de la población de Roma y una larga lista de personas que iban a ser envenenadas para que el emperador heredara sus riquezas.

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